el gato en la talega / OPINIÓN

La Oficina del Mar Menor y el centralismo

21/06/2022 - 

MURCIA. El Ministerio para la Transición Ecológica hará realidad la Oficina del Mar Menor dotada con un millón de euros de los Presupuestos generales del Estado para el año 2022 con la función de coordinar las medidas integradas en el Plan de Actuaciones Prioritarias del Estado. La instalarán en Murcia y a continuación justifican el porqué de esta ubicación en lugar de hacerlo en alguno de los municipios del litoral Mar Menor, a saber: Cartagena, San Javier, Los Alcázares y San Pedro del Pinatar. Parece ser que creen necesaria la cercanía de las sedes de la Confederación Hidrográfica del Segura, la empresa estatal Tragsa, la Jefatura de Costas y la Consejería de Agua, Agricultura, Ganadería, Pesca, Medio Ambiente y Emergencias. Desde el Ayuntamiento de Cartagena todos los partidos se han unido en contra de esta decisión e incluso se le han ofrecido posibles sedes en la ciudad, y con razón, más allá de la consabida politización.

La excusa para elegir esta ubicación en Murcia es tan manida, centralista y desfasada que la misma necesidad de darla pone en evidencia la retorcida decisión. En la era de las TICs y en la poscovid (o concovid, según se mire), si algo hemos aprendido es a realizar los trámites, las reuniones e incluso impartir la enseñanza, de manera virtual. Tanto las personas desde nuestras casas como, por supuesto, las Administraciones Públicas. Lo que vienen a contarnos es algo así como que la presencialidad de estas cuatro sedes en la ciudad de Murcia promoverá ir con los papelitos impresos de un edificio a otro en pleno centro paseando por sus calles y, ya de paso, parando a un café mirando al Segura. No sé por qué, pero acabo pensando en las peripecias de El Botones Sacarino.

"La experiencia de demasiados años tomando decisiones sobre la costa y sus lugareños desde Murcia o Madrid no puede ser más desastrosa para el Mar Menor"

Resulta que las distancias entre la capital de Reino y la costa marmenorense son de unos 45-55 km por autovía sin apenas semáforos ni retenciones. 45 km que son los que hago de ida y de nuevo de vuelta a San Javier todos los días desde hace 21 años para ir al IMIDA, a mi trabajo. Y sigo viva y eficaz, sin pensar por un momento en vivir al lado de mi centro sencillamente, porque no puedo llevarme el mar a Murcia. Otro aspecto que queda desatendido con esta decisión tan propia de despachos y parapetos de seguridad, es el asunto de los mensajes que les lanzan para dinamizar y revitalizar la zona, impactada ante el deterioro ecológico del Mar Menor, a los sectores turístico, hostelero y comercial para promover la afluencia de visitantes y el cash en las zonas del Mar Menor, por así decirlo. Pues precisamente el millón de euros de la oficina de coordinación casi seguro que lleva añadidos puestecicos de trabajo y afluencia de visitantes para la puesta en común, con pernoctaciones y jornadas incluidas. Ahí tienen la oportunidad de oro para ayudar y revitalizar la zona con una acción positiva de la Administración, que crearía empleo y visitas con capacidad de compartir su poder adquisitivo. Y con la que, por fin, sumarían.

Por si hiciesen falta más razones, y sin abusar de mi predominante vena científica, soy de las que cree en el trabajo de campo, el experimental, para obtener buenos resultados. Que sepamos, los vertidos procedentes de la agricultura industrial del campo de Cartagena, los urbanos de una obsoleta red de saneamiento y depuración o de recogida de pluviales, los ganaderos, los arrastres de lluvias por la planificación urbana insostenible que ha alterado cauces de ramblas y destruido humedales naturales, aparte de subir el freático del acuífero: ¿están por Murcia? Es decir, el campo de toma de muestras, observación y puesta en funcionamiento de soluciones con la toma de notas de resultados, el campo que deben mostrar a colaboradores y visitantes, que deberían ver a diario las personas que trabajan en su protección, el enfermo que tenemos que no está ingresado en La Arrixaca, todo ello se encuentra en la ribera y aledaños del Mar Menor.

Si lo que quieren es estar al lado de la cosa oficial impregnados de un casposo modo de proceder como cuando el debate de la ubicación de la Asamblea Regional o el Obispado, es una cosa, pero que eso sea lo coherente, es otra. La experiencia de demasiados años gobernando tomando decisiones organismos estatales y regionales sobre la costa y sus lugareños desde Murcia o Madrid no puede ser más desastrosa para el Mar Menor, y a la vista está. A día de hoy se trata de tener una visión innovadora y seguir las directrices de ir de lo local a lo global, del campo a la mesa, del mar a la mesa, del problema a la solución. Y no de repetir acciones de una administración anquilosada pertrechada tras las murallas de la capital que, aun siendo maravillosa por tantas otras cosas, no mira al mar.

Celia Martínez Mora

Investigadora

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