Opinión

tRIBUNA lIBRE

IA, la nueva brecha digital

ALICANTE. A finales de los años 90, la irrupción de Internet supuso una revolución en todos los ámbitos de la sociedad. Sin embargo, también marcó el inicio de una de las desigualdades más significativas de la era moderna: la primera brecha digital.

La brecha digital hace referencia a la desigualdad en el acceso, uso y conocimiento de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Durante los años 90, esta desigualdad se hizo evidente con la popularización de Internet, que no llegó a todas las personas ni comunidades por igual.

Hoy en día, poco más de dos años después del lanzamiento de la primera versión de ChatGPT, la inteligencia artificial se ha convertido en una herramienta poderosa con el potencial de transformar la educación, la salud, el trabajo y otros ámbitos de nuestra vida diaria. Sin embargo, también ha puesto sobre la mesa una problemática que no podemos pasar por alto: la brecha digital.

El coste de la inteligencia artificial

Una de las razones principales que están ampliando esta brecha es el coste asociado a la inteligencia artificial (IA). Las herramientas más avanzadas, como los sistemas de aprendizaje automático o plataformas de creación de contenido con IA, suelen requerir dispositivos potentes, acceso a conexiones de internet de alta velocidad y, en algunos casos, suscripciones costosas. Por un lado, podemos encontrar la versión advanced de Gemini por 21,99 euros, aunque se incluye con todo el paquete de servicios de Google One AI Premium, y por otro lado estaría ChatGPT Pro por 200 dólares al mes, como la suscripción más costosa.

¿El resultado? Muchas familias, especialmente en contextos socioeconómicos desfavorecidos, no pueden permitirse el lujo de acceder a estas tecnologías. Según un informe reciente de la OECD, el 17% de los hogares en España aún no tiene acceso a internet de calidad, lo que limita gravemente su capacidad para aprovechar las oportunidades educativas y laborales que ofrece la IA.

La demonización de la tecnología

Otro factor que exacerba la brecha digital es el pánico social de los últimos años hacia las pantallas y la tecnología en general. En algunos sectores de la sociedad, especialmente aquellos preocupados por el impacto de las pantallas en la salud mental y física de niños y adolescentes, se ha creado un discurso negativo en torno a la IA y su influencia.

Si bien es importante abordar las preocupaciones legítimas sobre el uso excesivo de tecnología, esta demonización puede generar un rechazo hacia herramientas que, cuando se utilizan de manera adecuada, tienen un potencial educativo inmenso. Por ejemplo, aplicaciones de IA como Google Lens o Microsoft Math Solver pueden ayudar a estudiantes a superar barreras lingüísticas o resolver problemas matemáticos complejos con explicaciones detalladas.

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